Aceptando el Descanso en una cultura de Hiper-Ocupación


Desde la infancia, muchos de nosotros hemos resentido la idea de descanso. Innumerables estudios confirman que somos adictos a la cafeína, que estamos obsesionados con encontrar lo último y más nuevo en el mercado, y que consumimos con un "estilo de vida sobre la marcha"'. Lo que ayer anunciaban las noticias hoy ya esta olvidado. Este ritmo de vida agotador funcionaba bien para muchos de nosotros, todo el camino desde la hora de la siesta en la escuela primaria para llegar a la universidad pasando muchas noches en vela, pero a medida que salimos de nuestros veinte años una nueva realidad se establece.

No siempre se puede ir a 100 kilómetros por hora. En la vida hay atascos. Y al igual que en el tráfico, a veces no se puede saber por qué parece que estemos yendo a ninguna parte. 

Lo que no se ha discutido adecuadamente en los medios de comunicación es el hecho de que no importa cuánto nos esforcemos para rellenar nuestra agenda, la realidad es que no siempre estamos ocupados. Muchas veces la vida nos trae períodos de respiro; podemos tener días lentos cuando los amigos no están alrededor, puede haber nuevos proyectos que se encuentran en un punto muerto, e incluso nuevas ideas pueden tardar tiempo en llegar y/o estar ausentes. Para aquellos triunfadores que están acostumbrados a centrarse sin descanso en el próximo reto, estos momentos de menor actividad puede llegar a ser una sorpresa muy desagradable. 

La realidad es que hacer frente a estos períodos de descanso no es fácil. Nuestra respuesta inmediata tiende a ser: primero, tomar otra taza de café y segundo, seguir trabajando y empujando hasta que la motivación llegue. Pero, ¿qué sucede cuando no podemos? ¿Qué sucede cuando nos convertimos en un escritor que no puede escribir, un científico que no puede encontrar una respuesta, una recepcionista que ha perdido de vista su meta? En una cultura como la nuestra, estos vacíos de inspiración, que pueden llegar a ser muy frustrantes, pueden comenzar con demasiada facilidad a sentirse como fracasos. 

Sin embargo, este "estado ausente" es una mentira

Si estás pasando por un momento de lentitud lo que tienes que saber es que no eres un fracaso. Días en los que la inspiración parece estar muy lejos no tiene nada que ver acerca de tu valor o capacidad en el trabajo. Por mucho que nuestra cultura parezca no preocuparse, estos tiempos de parada son parte del patrón natural de la vida y existen para prepararse para la siguiente aventura. El tráfico se ha detenido. No hay nada que puedas hacer excepto aguantar y esperar a que pase.

Si este tipo de períodos lentos son inevitables, ¿cómo lidiar con ellos cuando es nuestro turno?
1. En primer lugar, por más que puedas odiarlo, aprovecha esta oportunidad para descansar. Tu cuerpo lo necesita. Trata de agradecer la lentitud. Disfruta de tu té en un lugar tranquilo, saborea tu comida, párate a oler flores o empieza a pasear por lugares en los que nunca has estado. Podrías descubrir una nueva elegancia en tu vida que, hasta ahora, ni te habías dado cuenta. 


2. Invierte en tu salud! Intenta dormir esas descansadas ocho horas de sueño, empieza a hacer senderismo, prueba clases de yoga, salsa o la escalada. Empieza a correr por las mañanas como habías  planeado, pero que en realidad nunca llegaste a conseguir. Tener las tuberías vacías es mucho peor en un cuerpo enfermo, eso es seguro. Llénate de vida! 
3. Intenta conseguir que tu mente deje fuera el hecho de que te sientas continuamente frustrado/a. Muchas veces los períodos lentos vienen acompañados por enfermedades o falta de motivación, por lo que tu energía puede estar escaseando. 


4. Haz tiempo cada día para seguir trabajando en ti mismo. El hecho de que ahora no veas una oportunidad frente a ti no significa que no vaya a haber una mañana o la semana que viene. No empieces a darte de cabezazos contra la pared; en su lugar ( y metafóricamente), asegúrate de revisar todos los rincones de esa pared. Llegará una mañana en la que empieces a ver grietas en tu famosa pared y entonces sabrás que el tiempo de inactividad estará llegando a su fin. 


5. Lo último y más importante, recuerda que esto es normal. Así es la vida. Esto le pasa a todo el mundo. No te desanimes cuando te encuentres en un período de descanso. Aprovecha los días lentos. Utilízalos para guardar energía y para aprender y escuchar de maneras que no podías cuando la vida era frenética y emocionante. Ten en cuenta que la inspiración volverá como siempre cuando estés listo/a para ella. El ciclo volverá de nuevo a empezar. Y mientras tanto, tómate un descanso muy necesario y merecido.

*La felicidad se puede hallar hasta en los más oscuros momentos, si somos capaces de usar bien la luz. 


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